Cuidado de los cachorros

Cuidado de los cachorros

Durante las tres primeras semanas de vida, los cachorros y la perra deben tratarse como un todo. Las necesidades de los cachorros se centran en comida, calor, defecación y micción.

A medida que los cachorros desarrollan la vista y el oído, alrededor de las tres semanas, empiezan a explorar e interaccionar unos con otros. El periodo que va de las 3 a las 12 semanas se conoce como periodo de socialización y las experiencias que se adquieren durante ese tiempo pueden afectar profundamente el temperamento y la actitud del cachorro. Por ejemplo, los animales de camada de un solo cachorro en las que éste no puede interaccionar con sus hermanos, pueden experimentar dificultades con otros perros en el futuro. Esto puede suceder también en cachorros que han sido separados de la camada antes de las 6 semanas de edad. Los cachorros muy dominantes o sumisos pueden tener dificultades con otros perros o con personas cuando sean adultos. (Por ejemplo los cachorros comprados en tiendas desde el escaparate).

A medida que pasa el tiempo de socialización, la madre pasa menos tiempo con los cachorros, pero su presencia es importante para asegurar la estabilidad emocional de su descendencia. Los cachorros criados a mano suelen ser magníficos en su relación con las personas, pero a menudo pueden tener comportamientos extraños con otros perros.
Los cachorros criados por perras demasiado nerviosas pueden llegar a volverse nerviosos. Por lo tanto, al contrario de lo que se recomienda, ésta sería una buena razón para el destete temprano.

Los cachorros deben tener contacto con tantas personas como sea posible, incluyendo hombres, mujeres y niños, y han de acostumbrar su vista y su oído a la mayor cantidad posible de los estímulos habituales en un entorno familiar.

Socialización y primer aprendizaje.

Cuando el cachorro abandona la camada, pierde su fuente de alimento, calor, bienestar, compañeros de juegos y compañía. Inicialmente, es muy importante que el cachorro no se vea obligado a asimilar demasiadas experiencias nuevas a la vez.

· Debe organizarse el lecho y la comida, a ser posible en una zona reducida y aislada. Al principio una cama elaborada con una caja de cartón es una buena alternativa.
· Gradualmente se introducirán nuevos ruidos y todos los sonidos propios del nuevo hogar. Es posible que el cachorro no haya oído nunca la televisión, el teléfono o la lavadora.
· También los juguetes deben introducirse de forma gradual (los cachorros son grandes “masticadores”).

El adiestramiento no puede hacerse con prisas. Para que tenga éxito, debe ser lento y metódico y a menudo resulta aburrido, pero un perro bien educado es una recompensa más que suficiente. Los cachorros jóvenes pueden aprender a sentarse desde muy pequeños, pero son incapaces de ejercer un autocontrol. Por lo tanto, pueden sentarse para conseguir un premio, pero no es de esperar que permanezcan sentados. Para eso habrá que esperar aún un tiempo. El primer aprendizaje puede consistir en sentarse a una orden, pasear con correa o acudir cuando se les llama.

Juegos y ejercicio.

Los juegos y el ejercicio han de formar parte de la rutina diaria, no reservarse sólo para los fines de semana en los que la familia dispone de más tiempo. Las sesiones suponen también una oportunidad para la interacción, lo que ayuda a afianzar los vínculos entre el cachorro y su propietario y evita que el animal esté solicitando constantemente la atención del amo. Cuanto más joven es el cachorro, más frecuentes han de ser las sesiones de juegos para que sean eficaces. Es importante que todos los miembros de la familia se involucren en los juegos y mantengan el control sobre el cachorro. En especial, hay que estimular a los niños a que jueguen con el cachorro y lo mantengan controlado. Para ello hay que enseñarles que control no significa castigo.

Manejo del cachorro.

Los cachorros han de aprender a aceptar ya disfrutar con cualquier tipo de manipulación por parte de los miembros de la familia desde muy pequeños. Estas manipulaciones implican:

· Levantarlos del suelo y transportarlos en brazos.
· Cepillarlos.
· Examinar cualquier parte del cuerpo, en especial las patas, las orejas, los ojos y la boca.

El cachorro se ha de acostumbrar a que se le abra la boca (la administración forzada de premios que le gusten forma parte de esta rutina) para que más adelante acepte sin problemas la administración de pastillas por vía oral cuando sea necesario. También es necesario que se coja la boca de forma correcta ya que si no es así luego el animal puede mostrar resistencia a la hora de volverlo a realizar.

Centro Veterinario Chiva
(http://www.ronroneosymordiscos.com/)